LOS PERSONAJES
JORGE
Es el
narrador y protagonista, y se define a sí mismo como un ser atorado por el
miedo. Los episodios violentos de su infancia han hecho de él una persona
solitaria y pesimista, que lucha a diario por comprenderse mejor a sí mismo.
Sin embargo, a pesar de que psicológicamente está “atascado” por su aversión a
una violencia que en su cabeza revive continuamente, es habitual de un bar en
el que la violencia es una constante. Esta paradoja es lo que hace de él un
pequeño héroe, que lucha consigo mismo buscando un lugar en el mundo, que
debido precisamente a esta paradoja, cree no tener.
MARTA
Es la
Dulcinea de Carlos, aquella en la que él vuelca sus ideales de paz, bondad,
hermosura… y el aguante ante los embates. Marta es la dueña de “La Tasca de
Azabache”, y es la persona que se sitúa en el ojo del huracán de la violencia,
como en el pasado lo estuvo Carlos. Y aguanta sin protestar, como en su
infancia tuvo que hacerlo él. Sin embargo la forma afable y bondadosa de Marta
cambia con el tiempo y el sufrimiento, para desembocar en una Marta que nada
tiene que ver con la persona que todo el mundo cree que es. Su fortaleza es
mucho mayor de lo que todo el que la conoce ha logrado ver, su determinación es
consecuente. Ella sí que logra tomar decisiones frente a la situación que todos
los protagonistas están viviendo.
DAMIAN
Es
el antihéroe de la historia. Solitario y triste como Carlos, bebedor y fumador
compulsivo, se odia a sí mismo. Verdaderamente no le importa nada de lo que sí
le importa al común de las personas que le rodean. Su vida se limita a
emborracharse y observar. Sin embargo, es lo que Carlos desea ser, por un
motivo concreto: hay algo que por alguna razón que nadie conoce, Damián no
perdona, y enfrenta sin ninguna duda: la falta de consecuencia en los actos de
los villanos. En esa situación es donde un Damián que nadie espera surge y se
levanta, capaz de todo para darle un orden y una consecuencia, a costa de su
propia vida si es necesario, a lo que los villanos han comenzado.
ALFREDO
Es
la antítesis de Damián: atractivo y triunfador, valiente hasta la
inconsciencia. Donde Damián se enfrenta arriesgándolo todo por coherencia, él
es capaz de enfrentarse a lo imposible por lucir sus valores y principios. Sin
embargo él piensa que su moral es la moral adecuada, y es incapaz de asumir que
otras personas actúen en contra de esa “rectitud universal”.
MARIO VÁZQUEZ DE
ALCALÁ
Es el comisario de policía, duro, honesto, valiente y
determinado. Su honestidad es la que le lleva a avergonzarse de los actos que
decide llevar a cabo para terminar con lo que él mismo ha sembrado, el Mal que
ha permitido que ocurra por cariño hacia su ahijado… Pero paradójicamente, esa
vergüenza es la que le da el hecho de traicionar su honestidad; son su dureza y
su determinación las que vencen a lo mejor de sí, en su busca de una venganza.
MONTES
Es
el villano. Es malo, y él no se plantea un cambio de vida o de mentalidad, de
vida, ni nada parecido. Se conoce, y es consecuente con sus actos. Es el
reverso de Damián: rodeado de sus secuaces Ricardo y Muro, pero ajeno a ellos.
Borracho, amoral. Pero tan consecuente como él, determinado a muerte a que
nadie le arrebate el mando del grupo. Él no sufre por lo que ha ocurrido. A él
le subleva el hecho de que quien le desafía pueda no arrepentirse de hacerlo.
MURO
Es el
cerebro de Montes, y su brazo derecho. Tranquilo, pero tan peligroso, o más, que él. Sin embargo,
le teme.
JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ